Autora: Fabiola Helbig, terapeuta ocupacional, integrante de la Línea Temática Calidad de vida y determinantes sociales del envejecimiento del CIES y académica de la U. de Talca
Este miércoles 08 de noviembre se celebra el Día Mundial del Urbanismo, conmemoración que nos invita a reflexionar en torno a las personas mayores y su situación respecto a este tema.
La Agenda 2030 para el desarrollo sostenible promueve «Ciudades y comunidades sostenibles», para lo cual uno de los pilares fundamentales es la accesibilidad universal.
En Chile, luego de adscribirse a la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas (CDPD), se promulgó la ley 20.422 que Establece Normas sobre Igualdad de Oportunidades e Inclusión Social de las Personas con Discapacidad, con ella se compromete a asegurar la accesibilidad universal en todo el territorio. Lo anterior ha ido en beneficio de una gran parte de la población, incluida las personas mayores, quienes según el III Estudio Nacional de la Discapacidad (2022) representan un 32,6% de las personas en situación de discapacidad del país.
A sí mismo, la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores de la OEA (CIPM), afirma que es un derecho el libre desplazamiento, lo cual incide directamente en la calidad de vida de las personas mayores.
Debido a lo expuesto, se han promulgado circulares de la División de desarrollo urbano que instan a la construcción de espacios accesibles universalmente. No obstante, aún existen barreras que interfieren en el desempeño ocupacional de las personas mayores, sobre todo porque no han sido implementadas en todas partes, especialmente en las zonas rurales. Si bien la fiscalización recae en las Direcciones de Obras Municipales (DOM), del Juzgado de Policía Local, a su vez, cualquier persona que visualice irregularidades puede denunciar.
Es un principio ético implementar la accesibilidad universal para la participación activa de todas las personas, pues los espacios también convocan, tienen el poder de generar sentido de pertenencia y comunidad, factores que son protectores de un envejecimiento saludable.
Por lo tanto, en la toma de decisiones respecto al diseño urbano tienen que estar presentes las personas mayores, son ellas quienes mejor conocen sus necesidades y pueden aportar en la construcción de soluciones.
Es tiempo de que dejemos de ignorar estas problemáticas y que como comunidad promovamos una sociedad inclusiva, recordando que estamos preparando un futuro en el que todas las personas puedan ser parte hasta el último momento de sus vidas.