Convención internacional sobre los derechos de las personas mayores: Una tarea pendiente

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Autores: Jorge Gamonal, académico de la Universidad de Chile/ Viviana García, académica de la Universidad de Valparaíso/ Investigadores CIES del CUECH.

 

Entre el 20 y 24 de mayo del presente año, en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, se realizó la décimo cuarta sesión del Grupo de Trabajo de Composición Abierta de las Naciones Unidas sobre el Envejecimiento (OEWGA).

Este espacio es muy importante pues reúne a representantes de los Estados miembros, las Instituciones Nacionales de Derechos Humanos (INDH), las ONG mundiales y a las agencias de la ONU relacionadas y en él se identifican, por una parte, las deficiencias en lo que se refiere a protección de los derechos de las personas mayores y, por otra, se generan propuestas que permitan corregir esas falencias, las que son graves en algunos casos.

En un mundo en el que el porcentaje de personas mayores se incrementa cada día y, en consecuencia, la población envejece de manera acelerada, se hace cada vez más necesario contar con un marco legal internacional que promueva y garantice los derechos de las personas mayores independiente del lugar en el que se encuentren. Es por ello que se viene impulsando la generación de una Convención Internacional de Derechos de las Personas Mayores que establezca obligaciones jurídicas a los Estados y que se transforme en un referente para la promoción del bienestar y dignidad de las y los mayores en todo el orbe.

Aún cuando hay instrumentos internacionales sobre los derechos de las personas mayores, cabe precisar que estos los abordan de manera parcial o son vinculantes solo para los Estados Americanos que han adscrito como lo es la Convención interamericana de Derechos de las Personas Mayores. Es por esto que fue tan importante la decisión del Grupo de Trabajo de Composición Abierta que reconoció la necesidad de contar con un instrumento integral que sea jurídicamente vinculante, una Convención de las Naciones Unidas, específica, como una de las respuestas para abordar las brechas en la protección de los derechos de las personas mayores (las que aumentan, en situaciones de crisis y conflictos, especialmente en las mujeres mayores).  

Las recomendaciones emanadas de la reunión del Grupo de Composición Abierta serán presentadas este año, en el mes de septiembre, en el 78º periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Si bien este hito constituye un importante avance en lo referido a los derechos aún queda mucho por hacer. Es necesario seguir trabajando para que las diferentes voces alrededor del mundo y de todos los actores interesados, entre ellos las personas mayores organizadas, los gobiernos, la sociedad civil, la academia y los organismos internacionales, sean escuchadas.

Es fundamental que nos unamos y aboguemos para que una Convención Internacional de Derechos de las Personas Mayores sea una realidad en el corto plazo, pues contar con ella permitirá establecer normas mínimas que protejan el derecho de las personas mayores al goce de una vida plena y feliz, sin edadismos y con acceso a la participación, seguridad social, salud y justicia, entre otros. Estamos convencidos, además, que se transformará en una herramienta fundamental para reconocer el valor y la contribución de las personas mayores a la sociedad.